viernes, 26 de octubre de 2012

Manifestación 30 de octubre: Manifiesto

POR EL EMPLEO Y LOS SERVICIOS PÚBLICOS:

NO A LOS RECORTES


Desde hace varios años España está soportando una crisis económica que ha sido gestionada de manera deficiente por los sucesivos responsables políticos. Con el pretexto de cumplir con el objetivo de déficit público impuesto por la Unión Europea, los diferentes Gobiernos del Estado y de las Comunidades Autónomas, y muy especialmente el de la Comunidad de Madrid, están tomando medidas drásticas de recorte del gasto que, de una parte afectan a la prestación de los propios servicios públicos (entre otros, la educación, la sanidad, los servicios sociales, o la protección por desempleo) y, de otra, a los derechos de los empleados públicos. En paralelo los intereses privados aspiran a gestionarlos, pues ven en ellos una enorme oportunidad de negocio.

La principal seña de identidad del modelo construido durante más de treinta años de democracia en España es la respuesta a las necesidades sociales por parte de los poderes públicos y la articulación de sistemas obligatorios de protección, entre los que destacan la Seguridad Social, la educación, la sanidad, los servicios sociales, la justicia, los transportes, los medios de comunicación, la cultura, el medio ambiente o la seguridad ciudadana. A lo largo de las últimas décadas hemos ido avanzando en la  universalización de los derechos a toda la población, cuestión en la que el movimiento sindical ha jugado un papel destacado.

La privatización y los recortes en los servicios públicos destruyen empleo, deterioran su calidad, empeoran las condiciones laborales de los empleados públicos (marcando a la baja el camino para el conjunto de la negociación colectiva), quiebran la igualdad de oportunidades y la cohesión social, y ponen en cuestión la gratuidad y la universalidad de las prestaciones. Todo ello es más grave en una etapa de crisis económica aguda, en la que los servicios públicos deberían jugar un papel determinante para garantizar la cohesión social y en la que tanto el gasto como el empleo públicos son decisivos en la dinamización de la economía.

Las medidas adoptadas por las diferentes administraciones han aumentado las tasas universitarias, en algunos casos por encima del 60%, han incrementado la participación de los ciudadanos en el pago de las medicinas, obligan al pago del transporte no sanitario, reducen las ayudas que las familias reciben para el cuidado de personas mayores o dependientes, encarecen la justicia, etc.

Además, se ha incrementado la jornada laboral de los empleados públicos, lo que ha supuesto que tan solo en la Comunidad de Madrid se hayan perdido más de 12.000 puestos de trabajo, se ha eliminado la mejora en caso de Incapacidad Temporal y se han reducido los salarios. Con la eliminación de la paga extraordinaria en 2012 se habrá acumulado una reducción salarial de más de un 20% en poco más de dos años. Todo ello enmarcado en una campaña de descrédito de la labor y profesionalidad de los empleados públicos.

En la Comunidad de Madrid, el Gobierno Regional está llevando a cabo una política de recortes injustificados, por cuanto se producen en paralelo al incremento del presupuesto que financia a los servicios que han sido externalizados, y que afectan muy negativamente al empleo y a la calidad de la prestación de los servicios públicos. El sistema educativo, la sanidad, la asistencia a los mayores y a las personas dependientes,
menores, la administración de justicia, el medio ambiente, los servicios públicos de empleo, la lucha contra el fraude fiscal, la atención al ciudadano, los servicios de emergencias y protección ciudadana, los transportes y medios de comunicación públicos están sufriendo sus consecuencias.

Los importantes recortes en la educación pública han supuesto la pérdida de 4.500 profesores/as en los dos últimos cursos, la drástica reducción de las becas de comedor y de las ayudas para libros de texto, lo que incide en un nuevo retroceso en la equidad y deja a las familias más desfavorecidas en una situación crítica.

Por otro lado, el incremento de tasas supone una traba al efectivo ejercicio del derecho a la educación, ya que expulsa del sistema educativo a los sectores más desfavorecidos, ya sea en la educación infantil, en la FP de grado superior o en la universidad, generando además una quiebra en el capital humano que va a lastrar el desarrollo económico y social.

En el sector universitario los continuos recortes están provocando que las universidades tengan dificultades para implantar el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) y están deteriorando las condiciones laborales del personal docente e investigador, así como y del personal de Administración y Servicios. Sólo con una financiación adecuada se podrá garantizar el acceso a la Enseñanza Superior a todos los ciudadanos a lo largo de toda su vida y en igualdad de oportunidades.

En la sanidad pública los recortes han supuesto la pérdida de más de 5.000 trabajadores, el cierre de centros y servicios sanitarios, y la sobrecarga de trabajo de los que permanecen en el sistema, con el consiguiente empeoramiento en la calidad de la prestación, un notable incremento de las listas de espera quirúrgicas, diagnósticas y de consulta, y la disminución del tiempo de atención al paciente en los centros sanitarios.

En los servicios sociales los recortes presupuestarios han dejado sin puesto de trabajo a más de 1.000 personas, 500 camas vacías en las residencias públicas para personas mayores y se han eliminado numerosos programas de atención a la infancia, lo que dificulta muchísimo la integración de los menores en riesgo de exclusión social.

Todos estos recortes forman parte de la estrategia privatizadora de los servicios públicos que lleva a cabo el Gobierno Regional, como hemos visto en la Educación Infantil, en las residencias para mayores y ahora con la pretensión de privatizar los servicios no sanitarios extinguiendo 26 categorías profesionales. Esta política amenaza también a empresas públicas emblemáticas como el Canal de Isabel II, Radio-Televisión Madrid
o Metro de Madrid.

Quienes suscribimos este manifiesto expresamos nuestro absoluto rechazo a las medidas adoptadas por los Gobiernos de Estado y de la Comunidad de Madrid, no nos resignamos a sufrir un enorme retroceso en materia de derechos y de cohesión social, y defendemos el Modelo Social Europeo como mejor garantía para el desarrollo económico y social.

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